Amiga, orar no es para “súper espirituales”.
Orar es para mujeres como tú y como yo: con días buenos, otros caóticos, a veces con muchas ganas de hablar con Dios y otras… con cero palabras.
Y ¿sabes qué? Está bien. Porque orar no es recitar fórmulas perfectas. Es hablar con quien te ama, tal como eres.
Así que si te cuesta orar, no sabes por dónde empezar o simplemente quieres hacerlo más real y constante, aquí van 10 tips para ayudarte a orar sin complicarte la vida.
1. Habla como hablas tú
No necesitas palabras bíblicas, ni tono solemne. Habla con Dios como hablas con tu mejor amiga. Él entiende tu lenguaje, tus silencios, tus enojos y tus memes mentales, así que ora sin miedo a equivocarte.
2. No tiene que durar una hora
Una oración sincera de 30 segundos puede tocar el cielo. No se trata de duración, sino de intención. Ora mientras lavas los platos, caminas, o antes de dormir.
3. Escribe tus oraciones
Si te cuesta hablar, escribe. Tener un journal de oración es hermoso. Es como mandarle cartas a Dios. Y luego puedes volver a leerlas y ver cómo ha respondido.
4. Usa música como punto de partida
Pon una canción que te conecte con Dios. A veces una letra te abre el corazón y las palabras fluyen solitas después. La adoración también es oración.
5. Ora con la Biblia abierta
Toma un versículo y ora sobre él. Por ejemplo: “Señor, ayúdame a confiar como dice este Salmo…”. Deja que la Palabra te inspire a hablar.
6. Sé honesta, aunque estés molesta
Dios puede con tu enojo, tu tristeza, tu confusión. No tienes que maquillar lo que sientes. La oración más poderosa muchas veces es: “No entiendo nada, pero aquí estoy”.
7. Usa una guía si lo necesitas
Hay apps, devocionales y hasta prompts para ayudarte a orar. No es trampa. Es apoyo. Una guía no reemplaza tu voz, solo la impulsa.
8. Establece un momento fijo (aunque sea corto)
Un hábito se forma con constancia. Busca un momento del día que funcione para ti: mañana, noche, en el bus… lo importante es la intención, no el lugar.
9. Ora también por otras personas
Cuando oras por otros, tu corazón se expande. Te sientes más conectada, más empática, más parte de algo grande. Y Dios ama eso.
10. No busques hacerlo “bien”. Solo hazlo real
No existe una oración perfecta. Existe una oración honesta. Con dudas, con pausas, con lágrimas, con sonrisas… todo eso es válido. Todo eso es oración.
Orar es respirar con el alma
Así como el cuerpo necesita oxígeno, tu espíritu necesita esos minutos con Dios. No para impresionar, no para cumplir, sino para conectar.
Empieza como puedas, con las palabras que tengas, era sin miedo y recuerda: Dios no busca oraciones bonitas, busca corazones dispuestos.
Y el tuyo, amiga… ya está en camino. 🤍
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