Hablemos de amor. Pero no de ese amor de películas perfectas que duran dos horas y terminan en besos bajo la lluvia… No. Hablemos del amor real, el de todos los días. Ese que queremos vivir con propósito, con Dios en el centro, pero sin dejar de ser nosotras mismas: modernas, auténticas y con sueños grandes.
Porque sí, se puede vivir una relación sana, linda y fiel a la Biblia, sin renunciar a tu esencia, tus metas ni tu independencia emocional.
Amor bíblico ≠ relación aburrida
Primero, quitémonos esa idea de que las relaciones basadas en principios bíblicos son rígidas o anticuadas. ¡Para nada! La Biblia habla del amor como algo poderoso, paciente, alegre, comprometido… y muy real. No se trata de reglas frías, sino de un amor que construye, que honra y que cuida el corazón.
En 1 Corintios 13 (sí, ese capítulo que seguro has visto en alguna boda), se describe el amor con palabras que siguen siendo actuales: paciente, bondadoso, no envidioso, no egoísta. ¿Te imaginas una relación así? ¡Hermosa!
Relaciones con propósito, no solo por emoción
Claro que nos gusta el “me encanta cómo me mira”, o los mensajes lindos por la noche, pero una relación que se basa solo en la emoción no dura. Lo que la Biblia propone es una conexión más profunda, donde el respeto, la intención y el compromiso van primero.
Esto no significa correr al altar al mes de conocerse, pero sí saber hacia dónde va lo que estás construyendo. ¿Tiene propósito? ¿Te acerca a Dios o te aleja? ¿Te hace sentir más segura, más plena, más tú?
Igualdad, no competencia
Una relación bíblica no significa que el hombre “manda” y tú solo “sigues”. No, amiga. La Biblia habla de amor mutuo, de respeto mutuo, de dos personas que se apoyan y se edifican. Efesios 5:21 lo dice claro: “sométanse unos a otros por reverencia a Cristo”. ¡Eso es trabajo en equipo!
Ser una mujer fuerte y de fe no te hace menos “bíblica”. Al contrario, eres una compañera valiosa, que suma, que inspira y que también guía con amor.
Límites que protegen, no que controlan
Dios no pone límites para arruinar la diversión, sino para cuidarte. En temas como la intimidad, la convivencia o las prioridades, Él quiere que vivas relaciones sanas, no tóxicas, y que no te pierdas a ti misma por agradar a otro.
Una relación que honra a Dios no es una jaula, es un espacio seguro donde puedes crecer, ser vulnerable, equivocarte y aprender, sin miedo.
ama, pero con los ojos abiertos y el corazón guiado
No te conformes con una relación a medias, ni con alguien que no valore tu fe, tus metas o tu manera de ver el mundo. No estás sola. Dios está interesado en cada detalle de tu vida, incluyendo a quién eliges para compartirla.
Así que sí, puedes tener una relación moderna, con mensajes de voz, videollamadas, brunch de domingo y hasta playlists compartidas… y al mismo tiempo, una relación que honra a Dios, que te hace bien y que saca lo mejor de ti.
Porque tú no fuiste creada para mendigar amor, sino para vivirlo con dignidad, propósito y mucha, mucha paz.
Deja un comentario